Convierten viviendas en zonas de vicio

Violaciones a los reglamentos de uso de suelo y de prevención y control de la contaminación ha provocado la instalación de salones de fiestas en fraccionamientos y residenciales de Villahermosa, como consecuencia de la falta de vigilancia por parte de las autoridades normativas municipales.

Vecinos del fraccionamiento La Huerta, ubicado en el kilómetro 9.5 de la carretera Villahermosa-Frontera denunciaron por escrito que en ese desarrollo, algunos propietarios rentan espacios con alberca para realizar fiestas privadas que se prolongan a altas horas de la madrugada.

Son los primeros en denunciarlo, pero es probable que no sean los únicos, pues las trasgresiones a las normas de uso de suelo y en materia de generación de ruido son de las quejas vecinales más comunes, según comentó el coordinador de delegados municipales del ayuntamiento, Carlos Manuel Díaz.

DELEGADOS SIN DENUNCIAR

“No es la primera vez que escucho algo de eso, que utilicen este tipo de viviendas para realizar fiestas de esa forma. Obviamente el dueño lo utiliza como un negocio, pero no tenemos denuncias a través de nuestros delegados, es la primera vez que nos llega una queja así”, indicó.

Es una situación que genera malestar, no solo por el ruido que ocasiona la música a alto volumen, sino también porque los convidados a los festejos invaden las banquetas, protagonizan escándalos, orinan en la vía pública y afectan la salud de las personas que por alguna enfermedad necesitan tranquilidad.

A finales del año pasado, 15 residentes del lugar dirigieron un oficio a la presidenta municipal de Centro para denunciar actividad comercial inapropiada, pues señalan que a través de Facebook en la calle Dátil se publicitaban los servicios de una casa como salón de fiestas durante los fines de semana, para grupos de hasta 30 personas.

Los inconformes, vecinos de la calle Frambuesa, exponen que solo una barda los divide, por lo que a los patios de sus casas se lanzan pelotas, recipientes desechables, además que quienes asisten a las fiestas, que son personas desconocidas se asoman e invaden su privacidad.

Acusan que la casa funciona como en establecimiento comercial en donde se ingieren bebidas alcohólicas y se hace uso de un espacio de riesgo como una alberca, lo cual lo obliga a contar con permisos no solo municipales sino estatales.

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